Descubren el origen de las montañas “NEVADAS” de Plutón

Las montañas de Plutón tienen insólitos casquetes de nieve de metano

Un nuevo estudio muestra cómo se acumula la nieve de metano en los picos de las montañas de Plutón. Se parece mucho a la Tierra. Y ahora sabemos por qué.

En la Tierra, los altos picos que se elevan hacia el cielo y su nieve brillando bajo el sol hacen que las montañas cubiertas de nieve sean preciosas. Otros planetas, como Marte y Venus e incluso algunas lunas, también tienen montañas, pero carecen de la cubierta de esa icónica nieve característica de las montañas terrestres. Sin embargo, existe una excepción notable descubierta en 2015 por la nave espacial New Horizons. En Plutón. Al realizar un barrido a través de los confines de nuestro sistema solar encontró montañas nevadas.

A pesar de ser un planeta enano, este mundo situado al borde del sistema solar tiene glaciares, avalanchas, un océano líquido debajo de su corteza helada, una atmósfera compleja y altas montañas. La superficie congelada de Plutón varía mucho, presentando regiones dominadas por diferentes tipos de hielos, desde metano congelado hasta nitrógeno congelado e incluso hielo de agua.

 Plutón, que se encuentra a más de 5.800 millones de kilómetros del Sol, es un mundo helado en el que las temperaturas suelen descender hasta menos -232 grados Celsius. Teniendo en cuenta estas gélidas condiciones, no es de extrañar que Plutón esté principalmente cubierto de hielo y nieve.

Ya resultó bastante sorprendente descubrir que Plutón no solo tiene montañas -dado su pequeño tamaño- sino que las rojas montañas de Plutón también tenían nieve en sus picos. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications expone la diferencia significativa entre las montañas de la Tierra y las de Plutón. La “nieve” o escarcha en Plutón consiste en metano (CH4) congelado en lugar de cristales de hielo de agua y podrían haberse formado de arriba hacia abajo en lugar de de abajo hacia arriba, al contrario de cómo se forman las capas de nieve en la Tierra.

Escarcha de metano

Los picos examinados por los investigadores se encuentran en el borde del icónico glaciar en forma de corazón en el ecuador de Plutón, en una región conocida como Cthulhu. Es el único lugar aparte de la Tierra en nuestro sistema solar que se sabe que tiene montañas de picos blancos.

Estas montañas tienen aproximadamente 4 km de altura y están hechas de agua helada tan dura como la roca en la Tierra a causa de las bajísimas temperaturas del planeta. De ahí que choque tanto que los picos helados y brillantes estén compuestos principalmente por hielo rico en metanoMetano congelado.

¿Cómo se formó esta escarcha de metano?

La fina atmósfera de Plutón es principalmente nitrógeno, con trazas de metano y monóxido de carbono. Con tan poco metano, ¿de dónde sale tanta nieve? Los científicos determinaron que la dinámica de la atmósfera de Plutón concentra el metano en altitudes más altas, pues solo en las cimas de las montañas hay suficiente metano para formar nieve (a altitudes más bajas no hay suficiente metano).

Examinando los datos de alta resolución de New Horizons, centrándose en la composición de la escarcha a grandes altitudes, descubrieron que la escarcha de la capa de nieve “es hielo de metano casi puro, con trazas de hielo de nitrógeno”.

Plutón, un mundo complejo

Se trata de un proceso atmosférico nuevo el que forma estas montañas nevadas plutonianas. La circulación atmosférica en Plutón puede concentrar gas metano a unos pocos kilómetros sobre las llanuras del planeta enano. Esto, a su vez, puede provocar que el metano se condense en forma de escarcha en las cimas de las montañas (porque, curiosamente, la temperatura en Plutón aumenta con la altitud). Tal actividad también podría ayudar a explicar cómo se formaron otros reservorios de metano en Plutón, concluyen los autores. Podría dar justificación también la formación de los depósitos de metano de Tritón, la luna de Neptuno.

Referencia: Equatorial mountains on Pluto are covered by methane frosts resulting from a unique atmospheric process. Nature Communications (2020). DOI: 10.1038/s41467-020-18845-3